(i) Manifiesto

Algunas trazas ir pensando un Manifiesto educativo:

(i) La actualidad describe un mundo en el que existe un gran flujo de contenidos a través de múltiples plataformas mediáticas. Esto es lo que se conoce como convergencia mediática. Lo novedoso de este fenómeno es que esta circulación de contenidos depende mucho de la participación activa de los consumidores. Esto quiere decir que la convergencia no es solo un efecto del avance tecnológico; nos encontramos ante un cambio cultural. La creación de contenidos y su desarrollo –creación, manipulación- difusion, recreación- en distintas plataformas construye nuevos modelos culturales basados en la creación colectiva.

Frente a este panorama –y como docente- encuentro un tratamiento de los contenidos curriculares que no es en absoluto coherente con esta visión. Los contenidos que se tratan en los centros educativos son unidireccionales, y estáticos. La colaboración y la construcción de diversas narrativas en torno a ellos sencillamente no encuentran hueco en la forma de enseñar. En relación a los contenidos curriculares es urgente discutir en torno a algunos binomios:
  • Estáticos – dinámicos.
  • Lineales – discontinuos.
  • Transmitidos – construídos/deconstruídos/reconstruídos.
  • Descriptivos – narrativos.
  • Objetivos – comprometidos.
  • Generalizables – personalizantes.
  • Alineantes – sociales.
  • Científicos – útiles.
  • Previsibles – creativos.
  • Formales – trasformales.
  • Serios – divertidos.
  • Sujeto de evaluación – objeto de evaluación.
(ii)  Las personas construyen el conocimiento en base a complejos sistemas en los que la razón solo es una de las herramientas para organizar el mundo. El universo relacional del individuo, sus emociones y su propio cuerpo intervienen de forma crucial para construir la realidad en torno suyo. Esto supone que el tratamiento curricular de cualquier temática debe ser abordada desde estas cuatro esferas. No se trata de poner parches o desarrollar actividades complementarias en torno a la llamada “inteligencia emocional”. Es necesario elaborar "marcos" metodológicos en los que la construcción del conocimiento integren razón, emoción, relación y cuerpo.

La acción educativa no puede limitarse a elaborar estrategias de implantación más o menos hábil de conceptos. La construcción del aprendizaje debe suponer la creación de complejos sistemas en que estén integradas estas cuatro esferas: razón, emoción, relación y cuerpo. El aprendizaje, así descrito, es un proceso de investigación por parte del grupo en torno a sucesos –experiencias- que se incorporan a las personas en su necesidad de comprender, comprometerse, crear, recrear o –simplemente- jugar.

La labor del docente tiene que centrarse más en diseñar escenarios que se pongan a disposición de la construcción de narraciones que para ser vividas necesitan de contenidos como alimento básico.

(iii)  El aprendizaje hoy se realiza en red. Aprendemos mejor juntos que en solitario. La inteligencia colectiva rompe con los modelos de experto y por tanto de la autoridad del docente como el que posee el conocimiento. El procesamiento de la información es –actualmente-flexible y cambiante. Todos aportamos algo y las fuentes de conocimiento son colaborativas.

Todo escenario educativo aporta, en términos de aprendizaje, tanto al profesor como a los alumnos. Es necesario renunciar a una division del poder basada en la posesión de contenidos homologados y cambiarlo por un banco común de conocimientos en continua confrontación. Por supuesto es inaceptable intentar mantener el status quo castrando las posibilidades de comunicación impidiendo o limitando el uso de medios de comunicación y relación –móviles, Internet, Fuentes de documentación, etc.-

(iv)  Lo que se aprende tiene valor en la medida que tiene utilidad. Esta utilidad debe ser práctica, inmediata y servir a los intereses concretos de las personas que aprenden. No es suficiente un aprendizaje parcial o “útil para el futuro”. Las personas quieren construir procesos de aprendizaje integrados en sus vidas. Además este caracter útil debe serlo en terminos sociales. Inmediato y social son las exigencies mínimas de todo aprendizaje.

Como docente esto exige evaluar los contenidos, los métodos y los materiales de forma que se adapten a esta exigencia de utilidad. Es necesario incluir en los modelos de programación didáctica –y más concretamente en la evaluación- la capacidad de escucha por parte del docente en relación a los alumnos. Esto debe incluir espacios y tiempos explicitados, con indicadores e instrumentos que permitan evaluar el grado de utilidad concreta y social que está teniendo la acción educativa.

(v) Las competencias que se persiguen en la acción educative se han planteado exclusivamente como adquisición de habilidades adaptativas. Frente a esta idea adaptativa y alineante, de “ser competente” hay que reivindicar la necesidad de conquistar el poder, la capacidad de cambio: “tener compentencias” en todos los ámbitos de la vida.

La educación es una acción politica. Prentende el empoderamiento de las personas frente al conocimiento, sus vidas y la construcción compartida y libre de su propia historia. Los diseños diácticos no pueden ser únicamente adaptativos en términos competenciales. Creo –como docente- que esta acepción de la palabra competencia se está olvidando de la acción educativa.

(vi) El aprendizaje. El proceso por el cual una persona construye conocimiento. Es una actividad difícil de parcelar en el tiempo y en el espacio. Mucho más en materias o ámbitos científicos. La inteligencia colectiva se acerca mucho más al concepto transdiciplinar.

La acción educativa plantea un escenario en el que se desarrollan narrativas en las que los participantes crean, manipulan, cuestiona o reelaboran contenidos en función de sus necesidades e intereses en el plano concreto y social. Este proceso se integra con sus vidas. Este marco es incompatible con la division artificial de tiempos y espacios formales y no-formales en educación.

(vii) El modelo de planificación de la acción educativa está heradada de modelos tecnicistas en los que sus elementos, búsqueda de objetividad, previsibilidad, division del tiempo, el espacio, los contenidos, actividades y poder en la evaluación son incompatibles con los plateamientos expresados más arriba. Es urgente la búsqueda de nuevos modelos de planificación educativa.

Estas son algunas de las reflexiones que me llevan a indagar sobre marcos alternativos. Algunas de las características de las que partir:
  1. Que rompa las barreras de lo formal, no-fomal e informal.
  2. Que incluya todas las dimensiones de la persona y no solo las habilidades racionales. Necesidad de incorporar la emoción, la relación y el cuerpo.
  3. Que rompa la idea de transmisión de conocimiento y lo sustituya por el de construcción social de conocimiento.
  4. Que dicha construcción del conocimiento sea colaborativa.
  5. Que dicha colaboración sea coherente con el concepto de convergencia en el sentido de permitir la creación de mútiples narrativas en torno al contenido de aprendizaje.
  6. Que la autoridad –el poder- no sea detentado por el profesor, sino que recaiga sobre la comunidad que desarrolla el proyecto educativo.
  7. Que permita a los participantes crear activamente sus propios productos culturales y desarrollar narrativas propias en torno a ellos.
  8. Que sea útil en el plano inmediato y personal –facilite la adquisición de competencias- y en el plano sociocomunitario –como motor de cambio social-.

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