sábado, 2 de abril de 2011

Sentir, reflexionar la violencia. De la víscera al seso.

El miércoles pasado paramos actividades y dibujamos otro recorrido.

La educación dibuja caminos que se dirigen hacia a adquisición de conocimientos. Para ello tratamos de elaborar un estable edificio racional que permite dar respuestas a las preguntas que se plantean en torno al objeto de conocimiento. 

Esta capacidad de elaborar respuestas adecuadas al edificio racional -que supone el conocimiento- nos da tranquilidad, nos dota de una identidad, nos permita la socialización e incluso nos permite elaborar el sueño de la inserción laboral, la autonomía económica, el reconocimiento social.

Pues bien, este miércoles -también- decidimos que quizá los conocimientos no se adquieren, sino que se construyen. Y que se construyen con una utilidad social. Y esto significa que es la propia comunidad la que determina que es valioso ser conocido. Esto tiene interesantes consecuencias, pero la primera es asumir -de una vez por todas- que el conocimiento es un producto político y su construcción un compromiso comunitario -político, en definitiva-.

También entender que -en la construcción del conocimientos- la racionalidad es solo uno de los elementos que intervienen. La emoción, las relaciones o el cuerpo intervienen en condiciones de igualdad a la hora de construir cualquier cosa que podamos dar nombre y por lo tanto no deben ser subsidiarios de la razón como juez y señor de lo que existe, se nombra o puede ser aprendido o enseñado.

Un conocimiento creado desde estos marcos -políticos; esto es sociales, afectivos, relacionales, de respuesta a las demandas de la comunidad y el entorno y por tanto dinámicos, en cambio constante... complejos en definitiva; que no complicados-. Un conocimiento creado desde estos marcos que no asegura la estabilidad, ni una única identidad estable y ausente del contexto, ni construido al margen de nuestras propias necesidades de socialización.

Este miércoles el tema era la violencia de género. Rosa San Segundo -gracias Rosa- nos acompañaba y era un lujo saber que iba a desgranar conceptos, esquemas. Provocar reacciones sobre las que luego trabajar no solo desde lo racional, sino sobre todo desde lo emocional, de nuestras micro-historias, nuestra cotidianidad.

Para construir esta jornada comenzamos elaborando la temática desde lo emocional, desde el yo más cercano. Para ello representamos GNRO MJR que teníamos reciente en la actuación de Guadalajara y que ahora pretendía servir como elemento desde el que enfrentarse a la violencia de género desde la entraña. La invitación era viajar desde la víscera al seso. De la emoción a la razón, del cuerpo a la cabeza, de la sensación al pensamiento.

Nos dicen que hubo emoción, cuerpo, relación y razón. Si fue en este orden cumplimos objetivos.