domingo, 29 de abril de 2012

El trazo de un péndulo: Madrid-Demnate-Ifoulou. Educación 7/24.


La metáfora del péndulo me lleva acompañando -para este proyecto- casi un año. Con él he dibujado un trazo curvo que viaja desde mi mesa de dos-pantallas-mac, twitter-y-facebook-en-el-bolsillo hasta la canción que aún sigue tatuada en mi cerebro -y la de una veintena de viajeros que cambian la mirada-. Una canción Tamasight que habla del estornudo de un oso y que cuando supe de su traducción me llevó al recuerdo de aquel maravilloso poema de Jean Arp que entonaba: “el elefante está enamorado del milímetro….”. La canción –transcrita a caracteres legibles por nosotrxs- comienza con un:

Dubon,
Dahabá ila Lghabá
Waláma Raya
Atasá talatá
Hachise
Hache
Hache
Haaaache!!!!
……:”

El péndulo es la metáfora que mejor describe los efectos de una intención educativa que planta semilla a través de la red -y la piel- en Madrid y el Atlas. Un par de miles de kilómetros separados solo por el clic de un ratón, el clic de un vuelo low-cost, el clic de un salam y un sukram. El clic de una mirada de unas decenas de niñxs con los que encontrarse para encontrarte.

El péndulo es una metáfora estupenda para describir una realidad XXI. Comunicaciones que posibilitan una inmediatez en los intercambios pero que dejan lo más interesante al ámbito de lo privado: ¿qué habla de mí aquella realidad?. Y es que el péndulo nos lleva a realidades lejanas pero también nos  cuestiona en lo más cercano.

Hace poco estuvimos viviendo una semana de educación 7/24. Veinte personas viajamos al centro de Atlas tras un proyecto que se enlazaba tras redes sociales, propuestas sociartísticas y –sobre todo- la excusa para aglutinar un grupo de niñxs, jóvenes y mayores de Demnate, Ifoulou y Madrid.

En un post cercano contaba uno de los proyectos pensados para esta semana 7/24. Era el de la construcción de una obra plástica que recorriera tres espacios: El Pozo de Tío Raimundo, Demnate e Ifoulou. Ahora toca compartir alguna imagen en forma de video que lleve a Ifoulou y la experiencia de esta veintena de personas –entre las que me incluyo- que viajaron en educación 7/24. Cada vez estoy más convencido que es el viaje y el compromiso 7/24 el único que construye escenarios de aprendizaje creíbles.

Queda pendiente aún alguna otra narración. La experiencia del intercambio con el Colege Moulay Youssef en Demnate que merece un post aparte por la impresionante puesta en escena de Redouanne el Kiram, profesor de español de ese centro,  y verdadero promotor de iniciativas culturales y educativas con la que he tenido el placer de compartir un proyecto educativo que nos ha llevado allí este año y que –sin duda- crecerá a lo largo del tiempo ya que compartimos la ilusión por romper fronteras, espacios y tiempos en educación.